La Bienamada




QUE ME QUEDE MUDO  DALILA
si no puedo abrir a mordiscos tu sudor
si encajando el diente no puedo
en tu sangre tatuar mi nombre.

Que me quede ciego   Dalila
si al levantar tu vestido no hago
crecer la mañana
si tocando tu piel no logro
encenderte el pensamiento.

Hoy hablé con tu cuerpo
y por fin supe mi nombre.

Dibujé tu ombligo
en la bandera de mis sueños
y bajo tu corpiño encontré
hermosos caracoles.

Le pregunté a tu cuerpo
por el origen de mis deseos
y me recitó un versículo
del Eclesiastés:

Todos los ríos van al mar
  y el mar nunca se llena”

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