La esquina equivocada de la dicha
El alma adulta de un recién nacido oasis
En el brillo de la arena
La muda seducción de los espejos
Pervierte todo vislumbre de claridad
Un corazón a rayas
Escinde la naturalidad del viento
La sangre corre apresurada
Hacia ningún destino
Somos aquellos que en el ruido
Condenamos la salida
Somos el rocío de una flor
Que lenta se marchita
La soledad con su ojo negro:
El reflejo del abismo
La delicada piel extendida de la muerte
La respuesta a las preguntas olvidadas
El eterno mutis de los filamentos de la luz
Así que hoy
Todo aquello que confunde
Viene a convertirse
En el matemático fulgor de los presagios:
La esquina equivocada de la dicha


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