LA VOZ DEL PERRO SE VUELVE DÓCIL




LA VOZ DEL PERRO SE VUELVE DÓCIL

ante el susurro de la dama

ven a mí  nena

úneteme

¿no ves que no me rajo?

¿que no temo que cures la locura de mi boca?

No hay nada que temer

el dolor descubre las ventanas

para hacernos ver que la luz

también se pinta los labios en los baños de los cines

y los cafés más baratos de la ciudad.

¿Cuándo vas a dejar por fin correr el amor?

¿Hasta cuándo seguirás cortándole las ganas?

El amor es una hiena loca

que cuando se ve al espejo cae como la noche.

La caída es tan musical como el sonido 

del látigo en el agua.

La memoria del instante

queda tatuada en la piel de los doce vientos.

Ven a mi cama, Tamara

y cuenta las serpientes de mi insomnio.

Platica un instante con mis sueños que te acosan.

Ven y duerme una noche en la hoguera de éste loco

verás cómo mañana las cenizas son más limpias

que esa necia luz en que te escondes.


Poema del libro LUNA DE CANCER, 

ICOCULT, 1998

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