LA VACUIDAD DE LOS ESPEJOS

 



[LA VACUIDAD DE LOS ESPEJOS] 

 

 

 

Naciste el día menos pensado del año,

como una caricia del viento sobre la tierra.

En tus ojos crece la esperanza 

y en tu piel 

se desagarra el sufrimiento. 

 

Por eso es que hoy celebro 

el canto de la aurora,

la desvanecida ilusión de las estrellas,

el nacimiento del relámpago y la ambiciosa 

eternidad de las balanzas. 

 

Naciste en un mundo de angustiantes sombras, 

pero en la luz de tu mirada tejiste puentes 

que apuntan directo a la esperanza. 

 

No hay más Dios que el del silencio.

La vida es vacuidad, y eso lo aprendiste observando los helechos 

y contemplando la otredad de los espejos. 

Vives como viven las luciérnagas. 

Tu vida es el resplandor que sostiene al mundo

en su naufragio. 

 

El potro salvaje de tu pensamiento

cabalgaba dos cuadras más allá 

de las estrellas. 

Miras como si perdonaras, 

como si en la herida vital del mundo 

se forjara tu virtud.

 

Naciste en un mundo oscuro y sin sentido. 

Naciste como el loto que naufraga en el pantano.

Naciste como el resplandor de la estrella que se apaga.

 

Naciste en el fulgor de la ola que se estrella contra las rocas. 

Y tu existencia es la forma que tiene Dios 

de contarnos que la muerte es creación del hombre 

y que la soledad es un invento de los pájaros.

 

Naciste para devolver el brillo en la mirada a los caballos. 

Tu existencia no es milagro, es un largo paréntesis 

de eternidad y dicha

en el reflejo múltiple de los espejos. 

 

Por eso, tu vida es mar abierto, 

río sin orillas, 

el inefable aullido de la luna 

y su repercusión en las tempestades.

 

Por eso cada año, el mismo día, 

el mundo abre sus jardines y te celebra, 

como se celebra el nacimiento 

del fin del mundo,

el día menos esperado del año. 

 

 



Del libro: LA FIESTA DEL FIN DEL MUNDO SERÁ TRANSMITIDA POR PPV 

 

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