TIÉNDEME TUS LABIOS
SALGO EN BUSCA DE ALGO TAN DIFÍCIL DE ENCONTRAR
en las escaleras y elevadores de edificios viejos
algo como cocodrilos con alas
como serpientes ancianas.
Salgo en búsqueda de ti Tamara
salgo como un actor sale a su público
como un mimo de la Alameda a un domingo familiar.
Salgo y amarro mis venas a la noche
te enjuago la cara con mi sangre
te doy a beber mi vida
me arranco el corazón para alimentarte
hago llover para curarte el calor
Tamara
puedo beberme el mar de tus senos
puedo también hacerle dos soles al mundo.
La noche te acaricia el rostro con su luz materna.
Tu cama es un nido de serpientes bondadosas.
Tu cuerpo se abre y se hace mar.
Eres la herida que da de gritos a las sombras
la uva que se suelta del racimo.
Tu copa derrama los sueños prisioneros.
En nuestra cama Tamara
somos dos cuerpos que se hacen lluvia
cuando hago surcos en tu espalda.
Al llegar a casa
desatas el nudo que te atora el cuello
el brassiere que te sofoca el grito.
Déjame liberar tus fuegos
quiero hacer que se desborden tus aguas
para bañarme en tu cuello como lo hacen los lobos.
Quiero que seas espejo y agua
para que salpiques tus sueños.
Algún día te prestaré un ojo
para que aprendas a apreciarte
para que sepas lo que cuesta tu cintura
para que sepas lo que ensombrecen tus cabellos.
Cada mañana al liberarte de las sábanas de tu cama
te pones el sol en el cuerpo
y nadas por la Avenida Juárez incendiando la ciudad
y yo salgo a la calle a saborear tu cuerpo como las bestias
que desgarran la luna a gritos.
Tamara cómo decírtelo todo en un sueño
cómo contarte el sueño en una línea.
Después de medianoche
en mi cuerpo sólo vive un perro enamorado.
El ritmo de tu sangre es como el de los ríos amables.
Le aposté a la noche que serías mi mujer
que nos acostaríamos en la luz de la luna
y despegaríamos
las estrellas para hacernos un lazo de amantes.
Créeme Tamara
después de medianoche
en mi cuerpo sólo vive un perro enamorado.
¿Acaso quieres mejorar la vida?
Somos humanos
brindemos por nuestros defectos
dejemos en paz al mundo
huyamos
no olvidemos las caricias ni las uvas ni el sudor.
Después del sol
arde mi piel como un incendio
porque soy un hombre involucrado con tus ojos.
La noche es una madre
qué mejor caricia para los amantes
que una mano oscura que bendice los cuerpos.
Tamara
ya no soy más que tu mirada de incendio
me dan ganas de encajar este grito en el cielo.
Esta noche te recuerdo soberbia por las calles
cangrejo lunar:
agua que limpia mi sed.
Cada nuevo sol
hay dos avenidas más de distancia entre nosotros
Tamara lánzame una soga un beso una caricia
De la noche cae un perfume de amantes
ahora sólo quiero dormir sobre el pasto
Vamos Tamara
¡tiéndeme tus labios!
#CarlosReyes Avila
Del libro: LUNA DE CÁNCER



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